sábado, 24 de marzo de 2012


 
Orden de los Dominicos

La orden de predicadores conocida también como orden dominicana y sus miembros como dominicos, es una orden mendicante de la Iglesia católica fundada por Domingo de Guzmán en Toulouse durante la Cruzada albigense, y confirmada por el Papa Honorio III el 22 de diciembre de 1216.

La orden dominica se destacó en el campo de la teología y doctrina al abrigo de figuras como Alberto Magno o Tomás de Aquino, muchos miembros de la orden integraron la Inquisición medieval. Fundadora de la Escuela de Salamanca de teología, filosofía y economía. La orden alcanzó su mayor número de miembros durante la expansión del catolicismo en los territorios de América, África y Asia incorporados a las coronas de Portugal y de España, donde la labor de personajes como Bartolomé de las Casas es recordada por su contribución temprana a la defensa de los derechos humanos. La orden tuvo un declive en la modernidad hasta el siglo XIX, pero pudo recuperar su influencia con el impulso de teólogos como Enrique Lacordaire, participando activamente en el Concilio Vaticano I y desde entonces, contribuyendo al desarrollo del catolicismo contemporáneo. El lema de la orden es Laudare, benedicere, praedicare (‘alabar, bendecir y predicar’).
File:SaintDominic.jpg 
Santo Domingo de Guzmán

Los dominicos nacen en el contexto de la cruzada albigense, guerra emprendida por iniciativa de la Iglesia católica y la nobleza del reino de Francia en contra de los cátaros y la nobleza de Occitania a comienzos del siglo XIII. Domingo de Guzmán, natural de Caleruega, era un clérigo que integraba el capítulo de la catedral de Osma. Durante un viaje diplomático realizado con su obispo Diego de Acevedo al norte de Europa, fue encargado del intento de conversión de los cátaros instalados en el sur de Francia. Hacia 1206, organizó ―con la aprobación del Papa― un grupo de predicación que imitaba las costumbres de los cátaros, viviendo pobremente, sin criados ni posesiones, pero sus intentos fueron un fracaso, lo que decidió el uso de la fuerza y el inicio de la llamada cruzada contra los cátaros.
Santo Domingo continuó madurando su idea y se fue a vivir a la diócesis de Toulouse, donde fundó un monasterio femenino en Prohuille. Finalmente, hacia 1215 organizó la primera comunidad formal de «hermanos predicadores», como fue llamada la orden naciente. Se componía de 16 integrantes. Dicha comunidad se guiaba bajo la regla de San Agustín y vivía en conventos o casas urbanas, bajo una espiritualidad a la vez monástica y a la vez apostólica. El lema escogido fue «Contemplari et contemplata aliis tradere» (‘contemplar y dar a otros lo contemplado’). Todo esto fue novedoso para la época, pues hasta entonces, los religiosos vivían en monasterios y no se dedicaban a la predicación, la cual era oficio propio de los obispos. Los dominicos tomaron como ejes de su carisma el estudio y la predicación, unidos a la pobreza mendicante.
De manera paralela a la fundación de los predicadores y de las monjas, nació la Milicia de Jesucristo, después conocida como Tercera Orden de la Penitencia de Predicadores, que sería la rama seglar de la organización. En la actualidad es conocida como orden seglar dominicana, y sus miembros como seglares de la orden de predicadores. Entre los miembros más famosos de esta rama de la orden, se encuentran Catalina de Siena, Sigrid Undset y Pier Giorgio Frassati
Blasón de la orden de predicadores, una cruz flor de lis de color blanco y negro sobre un campo de lo mismo, colores alusivos al hábito de los dominicos.2
Otro blasón de la orden de predicadores.
La orden fue aprobada por el papa Honorio III en 1216. Pocos años después, santo Domingo tomó la decisión de dispersar al pequeño grupo, enviándolo a lugares claves de la Europa de entonces: París y Bolonia, donde se encontraban las dos principales universidades del mundo occidental. El éxito fue inmediato. Si en 1221, cuando murió su fundador, los dominicos eran alrededor de 300 frailes, unos cincuenta años más tarde el número rodeaba los 10.000 miembros, este proceso de crecimiento se inicio principalmente con el Beato Jordán de Sajonia como inmediato sucesor de Santo Domingo de Guzman. Hasta el siglo XIX, los dominicos representaron la segunda comunidad masculina más numerosa, después de los franciscanos.
 
Blasón de la orden de predicadores, una cruz flor de lis de color blanco y negro sobre un campo de lo mismo, colores alusivos al hábito de los dominicos.
 
Otro blasón de la orden de predicadores.



Pronto se hicieron muy populares, y grandes teólogos se forjaron en sus filas. Los casos más renombrados son los de Tomás de Aquino, Alberto Magno, Meister Eckart y Vicente Ferrer.
La preparación y formación teológica expuesta tanto por los dominicos como por los franciscanos hizo que al fundarse la Inquisición, en 1231, las autoridades se fijaran en estos religiosos y le confiaran su organización, que llevaron adelante con mucho celo, al punto de que los primeros quedaron asociados para siempre con este célebre tribunal. Tal vez los más famosos inquisidores son Bernardo Gui (o de Guio) y Tomás de Torquemada, ambos dominicos.
Tras una decadencia que afectó a todas las órdenes religiosas en general durante el siglo XIV, los dominicos se reformaron en el siglo XV, y tuvieron una nueva época de gloria intelectual que protagonizaron los dominicos del Convento de San Esteban de Salamanca, donde se forjó la Escuela de Salamanca, en su faceta teológica, que daría después sus frutos en la filosofía, el derecho y la economía, con personajes de la talla de Francisco de Vitoria, Tomás de Mercado o Domingo de Soto, que hicieron unos planteamientos sobre los problemas de la sociedad inusualmente avanzados.
Mientras tanto se enfrentaban a una nueva tarea: la Evangelización de América. Su trabajo allí fue muy importante y en los anales de la historia se tiene en especial consideración a Fray Bartolomé de las Casas, Fr. Antonio de Montesinos, Fr. Pedro de Córdoba, San Luis Beltrán y otros más por su labor en la defensa de los derechos de los indígenas americanos.
En América, los dominicos también intervinieron en la educación de la población criolla, a través de la fundación de centros universitarios y en la propagación de prácticas y devociones que aún hoy están presentes entre la población católica, como la devoción a la Virgen María a través del rezo del rosario.
Al advenir la época de las revoluciones (siglos XVIII-XIX) tanto en Europa como en América, la orden soportó la crisis más grande de su historia. La inobservancia, la laxitud, la aridez intelectual, unida a los ataques que desde el exterior lanzaron las autoridades políticas de corte liberal, la llevaron a casi desaparecer por completo. A partir del siglo XIX comenzó una segunda restauración, si bien el número de religiosos nunca volvió a tener el guarismo de otras épocas. Uno de los restauradores más conocidos por su influencia en Francia y en Europa en general, fue Enrique Lacordaire.
En el siglo XX la orden dominicana recuperó parte de su antiguo esplendor en el campo teológico y pastoral. Por medio de teólogos como Marie Dominique Chenu, Yves Congar Santiago Ramírez y Aniceto Fernández, entre otros, los dominicos tuvieron una influyente participación en el Concilio Vaticano II. En la actualidad, los alrededor de 6500 frailes que existen se dedican especialmente al estudio teológico y filosófico, a la pastoral en parroquias, a la misión y la enseñanza en centros de estudio.
 
El dominico Dominique Pire fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1958


martes, 7 de febrero de 2012

 S.S Benedicto XVI en sintonia entre las Diócesis y congregaciones Religiosas..
Xto presente en el Milagro de la Eucaristía. porque el que no  cree en Xto no sabe que es el Amor... Dios le Bendiga hermanos...


Compañía de Jesús

Se trata de una orden religiosa fundada en París, llamada en realidad Compañía de Jesús. El nombre de jesuitas fue utilizado al principio en Alemania, para luego generalizarse, a veces usado de modo despectivo. Entre sus fundadores se destacó Ignacio de Loyola, de origen vasco, impulsor de la misma, quien mientras estudiaba en París en el Colegio de Santa Bárbara, conoció a Pedro Fabro y a Francisco Javier, naciendo entre ellos una gran amistad, unidos por la fe cristiana, y el deseo de servir a Dios en Jerusalén o donde el Papa lo dispusiera.
  Cuatro años más tarde se unieron al grupo de amigos Diego Laínez, Simão Rodrigues, Alfonso Salmerón, y Nicolás de Bobadilla. Fueron estas siete personas las que dieron origen a la Compañía de Jesús, un día de Asunción de la Virgen (15 de agosto) del año 1534, otorgando sus votos en la capilla de los Mártires, ubicada en la colina de Montmartre. El Papa Pablo III por medio de una bula del 27 de septiembre de 1540 certificó el reconocimiento de la Compañía, a la que sumaron los franceses Claude Jay, Jean Codure y Paschase Broët.
 Sus fines son un servicio permanente por el sostenimiento y difusión de la fe cristiana, la alabanza y consecución de una vida espiritual en armonía con la vida cotidiana, reconociendo al Creador en todo los creado, sometidos a la voluntad de la Iglesia y de su máximo exponente: el Papa, para lo cual se preparan intelectualmente a través de estudios teológicos, de idiomas y humanísticos en general, con prácticas en distintos ámbitos comunitarios, y utilizando la educación como un medio evangelizador, para lo cual fundaron establecimientos educativos en todos los niveles.
  Su ideario está reflejado en las Constituciones de la Compañía existentes desde su fundación, y son de una profunda obediencia a las jerarquías eclesiásticas, y un riguroso sustento de la fe, vapuleada en pleno auge del humanismo y del renacimiento.
“A la mayor gloria de Dios” es el lema de esta compañía (AMDG) siglas correspondientes a su versión en latín, y el emblema de la orden fueron las iniciales de “Jesús salvador de los hombres”, en latín: IHS (Iesus, Hominum Salvator) que Ignacio de Loyola plasmó en su sello.
  Su accionar los ha puesto en constante oposición a todo aquello que significara un ataque a la iglesia que defienden. Por ello, fueron acérrimos perseguidores del protestantismo, y defensores de la Contrarreforma, con participación destacada en el concilio de treno, y el brazo que luchó para quitarles a los protestantes, su influencia en vastas regiones de Alemania, Austria, Holanda, Hungría, Polonia y Bélgica.
  Ignacio de Loyola falleció en el año 1556, haciéndose cargo de las  mil personas que componían la orden, Diego Laínez, como Padre General, título que detenta quien ejerce la dirección de la Compañía, cargo que perdura hasta su muerte, salvo que renuncie por alguna causa de extrema gravedad. El órgano máximo, sin embargo, es la Congregación General.
  La pérdida del poder de la iglesia, y la prédica iluminista sobre los soberanos, hizo nacer una nueva monarquía la del despotismo ilustrado, que se opuso a los jesuitas, conservadores y servidores incondicionales del papado.
Fueron expulsados de Portugal, y las órdenes jesuitas disueltas en Francia, por Luis XIV, en 1763, y cuatro años después corrieron igual suerte en España, por la Pragmática Sanción de Carlos III, apropiándose el estado de sus bienes, que se suponían cuantiosos, pero que no fueron hallados.
En América, los aborígenes fueron obligados a vivir en reducciones, para facilitar su evangelización, y adaptación a las costumbres europeas, y allí fue fundamental la labor de las órdenes religiosas, sobre todo la de los jesuitas, que en muchos casos excedió el   deseo de los grupos gobernantes, a quienes menoscabaron poder, motivando la expulsión de los Jesuitas.
En 1773, el Papa Clemente XIV, suprimió la orden, decisión que no fue acatada en algunos países, donde los jesuitas pudieron continuar su obra (Rusia, Inglaterra, Prusia y Polonia).              
  Durante el mandato del Papa Pío VIII, los jesuitas vuelven a ser admitidos, luego de cuarenta años de proscripción, pero de nuevo son expulsados de Italia tras la unificación italiana, por el rey Víctor Manuel, por consejo de su liberal ministro, el conde de cavour, y de Alemania por Bismarck. Su nueva patria fue Estados Unidos a donde se dirigieron para continuar con su misión evangelizadora. En 1930, ya había en Estados Unidos, ocho mil jesuitas.
  En España el gobierno liberal y anticlerical impuesto por el Renacimiento, y en España la segunda república Española, en 1932, significó la supresión de la Compañía de Jesús y la pérdida de sus posesiones, pero el franquismo le restauró sus derechos en 1938.




lunes, 6 de febrero de 2012


  Orden de la Camaldula

La Orden de la Camáldula es una orden religiosa monacal de la Iglesia Católica, parte de la comunidad monástica de los benedictinos, que se rige por el modo de vida descrito en la Regla de San Benito según el modo eremítico.
  Esta rama reformadora fue establecida por San Romualdo (fallecido en 1027) entre 1024 y 1025 en Camoldoli en el alto valle del Arno en la Toscana, Italia, de donde toma su nombre. La reforma pretendía renovar e integrar la tradición eremítica de la vida monástica con la tradición cenobítica.


Ramificaciones
Se rigen bajo la regla de San Benito.
La Congregación de monjes eremitas camaldulenses, cuyo centro es la Ermita de Camaldoli, que se unió en 1965 a la Confederación Benedictina. Contaba en la década de 1990 con 110 miembros en 9 establecimientos.
La Congregación de Monte Corona (ermita cercana a Perugia), es una reforma establecida por el beato Paolo Guistiniani (1476-1528) en 1528. Esta rama tiene ciertas similitudes con los cartujos. Contaba, también en la década de 1990, con 98 eremitas camaldulenses de Monte Carona distribuidos en 9 establecimientos.



Monje caminando entre las ermitas del monasterio de camaldoli, 
en la toscana Italiana

San Romualdo Patrono y Fundador

  En San Romualdo, pintado para la Iglesia de San Romualdo, Rávena, por Guercino en 1641, un ángel usa el bastón del abad para castigar a una figura errante (Pinatoceca Comunale, Rávena).
En su juventud Romualdo conoció tres de la mayores escuelas de tradición monástica occidental. San Apollinare en Classe fue una orden tradicional Benedictina bajo la influencia de las reformas clúnicas. Marinus siguió un estilo mucho más duro, originario de los eremiticos irlandeses. El abad de San Miguel de Cuixá, Guarinus, también comenzó reformas pero principalmente basadas en la tradición cristiana de Hispania. Romualdo fue capaz de integrar estas diferentes tradiciones y establecer una orden monástica propia.
San Romualdo
  El emperador Otón III, amigo de Romualdo, le persuadió para que se hiciera cargo del puesto de abad de un antiguo monasterio para ver de arraigar en la zona una vida más dedicada. Sin embargo, los monjes se opusieron a sus reformas, lo que desembocó en la dimisión de Romualdo. Romualdo volvió a retirarse a la vida de ermitaño. Durante toda su vida se sintió atraído por el establecimiento de monasterios y ermitas a lo largo de Italia. Las más famosas fueron Fonte Avellana (aprox. 1012) y Camaldoli (aprox. 1023), ambas situadas en la Toscana, donde su fuerte carisma intimidó a Rainiero de Toscana, quien no fue capaz ni de enfrentarse con él ni de expulsarlo.5 Romauldo fundó varios monasterios más incluyendo el monasterio de Val di Castro, donde falleció en 1027.
  La festividad de Romualdo se fijó el 7 de febrero, el día en que sus reliquias fueron trasladadas por el Papa Clemente VIII en 1595. En la reforma litúrgica de 1971 y con la autorización del Papa Pablo VI, la festividad se cambió al 19 de junio, fecha de su muerte.




martes, 31 de enero de 2012

Los BENEDICTINOS

La Orden de San Benito , es la orden religiosa, dedicada a la contemplación, fundada por Benito de Nursia, que sigue la Regla dictada por éste a principios del siglo VI para la abadía de Montecassino. Benito de Nursia contribuyó decididamente a la evangelización cristiana de Europa, por lo que es patrón de Europa.
Actualmente la Orden está extendida por todo el mundo, con monasterios masculinos y femeninos.
Siguiendo su ejemplo e inspiración, diversos fundadores de órdenes religiosas han basado la normativa de sus monasterios en la Regla dejada por Benito, cuyo principio fundamental es Ora et labora, es decir, Oración y Trabajo.
Los monasterios benedictinos están siempre dirigidos por un superior que, dependiendo de la categoría del monasterio, puede llamarse prior o abad; este es escogido por el resto de la comunidad. El ritmo de vida benedictino tiene como eje principal el Oficio Divino, también llamado Liturgia de las Horas, que se reza siete veces al día, tal como San Benito lo ordenó. Junto con la intensa vida de oración en cada monasterio, se trabaja arduamente en diversas actividades manuales, agrícolas, etc., para el sustento y el autoabastecimiento de la comunidad.

Frente de la medalla:
Al frente de la medalla aparece la figura de San Benito sosteniendo dos cosas. Sostiene en su mano derecha una cruz (a la cual la tradición le adjudica un gran amor por parte del monje, y en su mano izquierda el libro de las Reglas, con la oración rodeando la figura del santo: Eius in obitu nostro praesentia muniamur!: "A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia". (Oración de la Buena Muerte). Benito es el patrón de la buena muerte. En el fondo de la imagen aparece una copa envenenada, de la cual, cuando el santo hizo sobre ella la señal de la cruz, salió una serpiente. Un enemigo celoso intentó envenenarlo dándole una hogaza de pan envenenada, mas al pretender comérsela se la llevó un cuervo (estos detalles aparecen en la medalla). Arriba de la cruz aparecen las palabras Crux sanctis patris Benedicti.

Reverso de la medalla:
C.S.P.B.:      "Santa Cruz del Padre Benito"                                            
C.S.S.M.L. : "La santa Cruz sea mi luz" (crucero vertical de la cruz)
N.D.S.M.D.:  "y que el Dragón no sea mi guía." (crucero horizontal)

En círculo, comenzando por arriba hacia la derecha:
V.R.S.      "Abajo contigo Satanás" 
N.S.M.V.  "para de atraerme con tus mentiras"
S.M.Q.L.  "Venenosa es tu carnada"
I.V.B.        "Trágatela tu mismo".
PAX          "Paz"


Vida de San Benito (Patrono)
 Nació de familia rica en Nursia, región de Umbría, Italia, en el año 480. Su hermana gemela, Escolástica, también alcanzó la santidad.

Después de haber recibido en Roma una adecuada formación, estudiando la retórica y la filosofía.

Se retiró de la ciudad a Enfide (la actual Affile), para dedicarse al estudio y practicar una vida de rigurosa disciplina ascética. No satisfecho de esa relativa soledad, a los 20 años se fue al monte Subiaco bajo la guía de un ermitaño y viviendo en una cueva.

Tres años después se fue con los monjes de Vicovaro. No duró allí mucho ya que lo eligieron prior pero después trataron de envenenarlo por la disciplina que les exigía.

Con un grupo de jóvenes, entre ellos Plácido y Mauro, fundo su primer monasterio en en la montaña de Cassino en 529 y escribió la Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monaquismo occidental. Fundó numerosos monasterios, centros de formación y cultura capaces de propagar la fe en tiempos de crisis.

Vida de oración disciplina y trabajo
Se levantaba a las dos de la madrugada a rezar los salmos. Pasaba horas rezando y meditando. Hacia también horas de trabajo manual, imitando a Jesucristo. Veía el trabajo como algo honroso. Su dieta era vegetariana y ayunaba diariamente, sin comer nada hasta la tarde. Recibía a muchos para dirección espiritual. Algunas veces acudía a los pueblos con sus monjes a predicar. Era famoso por su trato amable con todos.

Su gran amor y su fuerza fueron la Santa Cruz con la que hizo muchos milagros. Fue un poderoso exorcista. Este don para someter a los espíritus malignos lo ejerció utilizando como sacramental la famosa Cruz de San Benito.

San Benito predijo el día de su propia muerte, que ocurrió el 21 de marzo del 547, pocos días después de la muerte de su hermana, santa Escolástica. Desde finales del siglo VIII muchos lugares comenzaron a celebrar su fiesta el 11 de julio. 
San Benito de Nurcia.


  Santo Cura de Ars "Patrono de los Sacerdotes"
  San Juan María Vianney, no fue un sacerdote normal. Por ejemplo, como no sabía latín, casí no pudo terminar el seminario. Incluso, intentó en tres ocasiones, escapar de su parroquia porque se consideraba un obstáculo. Sin embargo, es el patrón de los sacerdotes. El ejemplo para todos ellos. Nació en 1786 en Dardilly, Francia. Sus Padres eran católicos y de clase humilde. Trabajó como agricultor hasta los 19 años, cuando pudo estudiar y entrar en el seminario.


No le fue fácil ser admitido en el seminario porque tenía problemas con el latín y en aquel entonces el latín era imprescindible para ser sacerdote. Gracias a su perseverancia y a la ayuda de un sacerdote que nunca perdió fe en él, completó sus estudios hasta llegar a ser el querido párroco del pueblo de Ars en Francia.

Yo diría que su principal virtud fue que era un sacerdote a la medida del corazón de Jesús. Es decir, que dedicó su vida al ministerio sacerdotal, a la predicación, a la celebración de la Eucaristía y a la confesión, a menudo de un modo heroico porque pasó mucho tiempo en el confesionario.Pronto su fama se extendió. Conquistaba su modo de rezar y de celebrar la Misa. Sus homilías eran sencillas, pero profundas. Además tenía una gran capacidad de escuchar a los demás. En sus últimos años llegó a pasar 18 horas al día en el confesionario. A él acudian sabios e ignorantes en busca del perdón de Dios y de consejo. En 1855 lo visitaron unas 20 mil personas.

El secreto de su éxito era que los pecadores encontraban en él gran paz. Les impresionaba porque con la gracia de Dios era capaz de intuir cualquier secreto en el alma del pecador y de consolarlos.



Ejemplo de un SACERDOTE que siempre venció el mal con el Bien.. Hoy día sigue siendo el patrono TODOS LOS SACERDOTES,